PENES CORTOS, PENES LARGOS?
DOCTORA Nuevamente, con ustedes, para hablar sin prejuicios sobre temas de sexualidad. Hoy seguiremos conversando sobre esa fijación que tienen tantos hombres, esa obsesión que los atormenta: el tamaño del pene. ¿Penes largos, penes cortos? ¿Las mujeres le dan tanta importancia a eso?
MUCHACHO Soy yo nuevamente, doctora…
DOCTORA ¿Quién? ¿El de los catorce centímetros?
MUCHACHO Sí, bueno, yo, doctora… como usted dijo que quería hablar con Mimí…
DOCTORA ¿Con qué Mimí?
MUCHACHO Con Micaela, doctora, mi novia… es que yo la llamo Mimí… Mi
Micaelita… La tengo aquí a mi lado… Se la paso, doctora…
DOCTORA A ver…
MICAELA ¿Doctora Miralles?
DOCTORA Dime, Micaela…
MICAELA Doctora, es que usted hizo el otro día una pregunta y yo quisiera saber la respuesta.
DOCTORA La pregunta del otro día era si existe alguna relación entre el tamaño del pene y el placer sexual.
MICAELA Exacto, doctora. Y yo quiero que usted le explique bien a mi novio… (no, no voy a decir tu nombre, déjame)… porque él vive angustiado con ese asunto… No quiere ni decir su nombre para que no se enteren cuánto mide…
DOCTORA Pues atiende bien, joven sin nombre. El placer sexual, tanto del hombre
como de la mujer, no tiene nada que ver con el tamaño del pene. ¿Y sabes por qué? Porque las zonas más sensibles de la mujer se encuentran en los labios externos de la vagina y en el clítoris. Entonces, la profundidad de la penetración no es lo decisivo.
MUCHACHO Pero, doctora, si usted me recomienda algunos ejercicios, ¿no
se me…?
DOCTORA ¿No se te alargaría la pistolita? No, mi amigo, porque el pene no es un músculo. No se ejercita. La vagina, sí. La vagina está formada por músculos que se adaptan al tamaño de cualquier pene.
MICAELA Doctora, es que él está como obsesionado con ese asunto…
DOCTORA ¿Con que “obsexionado”, verdad? Escúchame bien, muchacho. Olvídate del pene. ¿Sabes en qué se fijan más las mujeres? En el afecto, en las caricias, en las palabras, en la ternura. La medida de la virilidad está en el corazón, no entre las piernas. ¿No es cierto lo que digo, Micaela?
MICAELA Ay, sí, doctora. Así mismito es.
MUCHACHO Entonces, doctora Miralles, ¿cómo me curo yo?
DOCTORA Tú no tienes que curarte de nada ni alargarte nada. El tamaño del pene es hereditario, al igual que el color de los ojos o la forma de las orejas. Quédate contento con lo que la naturaleza te dio. Como dijo santa Irene… cada uno con su pene.
MUCHACHO Soy yo nuevamente, doctora…
DOCTORA ¿Quién? ¿El de los catorce centímetros?
MUCHACHO Sí, bueno, yo, doctora… como usted dijo que quería hablar con Mimí…
DOCTORA ¿Con qué Mimí?
MUCHACHO Con Micaela, doctora, mi novia… es que yo la llamo Mimí… Mi
Micaelita… La tengo aquí a mi lado… Se la paso, doctora…
DOCTORA A ver…
MICAELA ¿Doctora Miralles?
DOCTORA Dime, Micaela…
MICAELA Doctora, es que usted hizo el otro día una pregunta y yo quisiera saber la respuesta.
DOCTORA La pregunta del otro día era si existe alguna relación entre el tamaño del pene y el placer sexual.
MICAELA Exacto, doctora. Y yo quiero que usted le explique bien a mi novio… (no, no voy a decir tu nombre, déjame)… porque él vive angustiado con ese asunto… No quiere ni decir su nombre para que no se enteren cuánto mide…
DOCTORA Pues atiende bien, joven sin nombre. El placer sexual, tanto del hombre
como de la mujer, no tiene nada que ver con el tamaño del pene. ¿Y sabes por qué? Porque las zonas más sensibles de la mujer se encuentran en los labios externos de la vagina y en el clítoris. Entonces, la profundidad de la penetración no es lo decisivo.
MUCHACHO Pero, doctora, si usted me recomienda algunos ejercicios, ¿no
se me…?
DOCTORA ¿No se te alargaría la pistolita? No, mi amigo, porque el pene no es un músculo. No se ejercita. La vagina, sí. La vagina está formada por músculos que se adaptan al tamaño de cualquier pene.
MICAELA Doctora, es que él está como obsesionado con ese asunto…
DOCTORA ¿Con que “obsexionado”, verdad? Escúchame bien, muchacho. Olvídate del pene. ¿Sabes en qué se fijan más las mujeres? En el afecto, en las caricias, en las palabras, en la ternura. La medida de la virilidad está en el corazón, no entre las piernas. ¿No es cierto lo que digo, Micaela?
MICAELA Ay, sí, doctora. Así mismito es.
MUCHACHO Entonces, doctora Miralles, ¿cómo me curo yo?
DOCTORA Tú no tienes que curarte de nada ni alargarte nada. El tamaño del pene es hereditario, al igual que el color de los ojos o la forma de las orejas. Quédate contento con lo que la naturaleza te dio. Como dijo santa Irene… cada uno con su pene.
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